Monday, June 16, 2014

ORACIÓN PARA ANTES DE UNA OPERACIÓN



    Señor, las horas de espera se hacen interminables.

    Pasan tantas cosas por mi mente: el éxito de la operación.. mi           futuro y el de mi familia....

    Estoy angustiado porque se trata de mi cuerpo, de mi vida.

    Dirijo a Ti mi súplica, Señor, porque Tú puedes transformar mi         miedo en confianza, mi ansiedad en fortaleza.

                                                                         Amén.

Monday, June 9, 2014

Las Florecillas de San Francisco Capítulo III




Cómo San Francisco,
queriendo hablar al hermano Bernardo,
lo halló todo arrebatado en Dios.

El devotísimo siervo del Crucificado, San Francisco, con el rigor de la penitencia y el continuo llorar, había quedado casi ciego y no veía apenas (3). Una vez, entre otras, partió del lugar en que estaba y fue a otro lugar (4), donde se hallaba el hermano Bernardo, para hablar con él de las cosas divinas; llegado al lugar, supo que estaba en el bosque en oración, todo elevado y absorto en Dios. San Francisco fue al bosque y le llamó:

-- ¡Ven y habla a este ciego!

Y el hermano Bernardo no le respondió. Es que estaba con la mente absorta y elevada en Dios, por ser hombre de grande contemplación. Y por lo mismo que tenía gracia particular para hablar de Dios, como lo había comprobado muchas veces San Francisco, deseaba hablar con él. Al cabo de un rato le llamó segunda y tercera vez de la misma manera, pero tampoco ahora le oyó el hermano Bernardo, por lo cual no respondió ni vino a su encuentro. En vista de esto, San Francisco se volvió un tanto desconsolado, muy extrañado y quejoso en su interior de que el hermano Bernardo, habiéndole llamado tres veces, no hubiera venido a su encuentro.

Retiróse con este pensamiento San Francisco, y cuando se hubo alejado un poco, dijo a su compañero:

-- Espérame aquí.

Y se fue a un lugar solitario próximo; se postró en oración, pidiendo al Señor que le revelase por qué el hermano Bernardo no le había respondido. Estando así, le vino una voz de Dios que le dijo:

Las Florecillas de San Francisco. Capítulo IV





Cómo un ángel propuso una cuestión al hermano Elías,
y, respondiéndole éste con orgullo,
fue a referírselo al hermano Bernardo (6)

En los comienzos de la fundación de la Orden, cuando aún eran pocos los hermanos y no habían sido establecidos los conventos, San Francisco fue, por devoción, a Santiago de Galicia, llevando consigo algunos hermanos; entre ellos, al hermano Bernardo (7). Yendo así juntos por el camino, encontraron en un país a un pobre enfermo; San Francisco, compadecido, dijo al hermano Bernardo:

-- Hijo mío, quiero que te quedes aquí a servir a este enfermo.

El hermano Bernardo, arrodillándose humildemente e inclinando la cabeza, recibió la obediencia del Padre santo y se quedó en aquel lugar, mientras San Francisco siguió con los demás compañeros para Santiago.

Oración para Sanar la Tristeza (Padre Gustavo Jamut)



“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he alabar. ¡Él es la salvación de mi ser!” (Salmo 42, 3) 

“Señor Jesús, tú conoces mi tristeza que ahoga mi corazón y sabes el origen de ella. Hoy me presento ante ti y te pido, Señor, que me ayudes, pues ya no puedo seguir así.

Sé que tú me llamas a vivir en paz, con serenidad, gozo y alegría, incluso en medio de las dificultades cotidianas. Por eso hoy te pido que pongas tus benditas manos en las llagas de mi psiquis que me hacen tan sensible a los problemas y me liberes de la tendencia a la tristeza y a la melancolía que anida en mí.

Hoy te pido que tu gracia vaya restaurando mi historia, a fin de no vivir esclavizado por el recuerdo amargo de los acontecimientos dolorosos del pasado. Como ellos han pasado, ya no existen, te entrego lo que pasé y lo que pasaron las personas amadas; lo vivido y lo sufrido por nosotros.

Quiero perdonarme y perdonar, a fin de que tu gozo comience a fluir en mí.

Te entrego las tristezas unidas a las preocupaciones o a los temores del mañana. Ese mañana tampoco ha llegado, por lo tanto sólo existe en mi imaginación. Sólo hoy debo vivir y sólo hoy debo caminar en tu alegría. 

Aumenta mi confianza en ti, para que aumente en mi alma el regocijo. Tú eres Dios y Señor de la historia y de la vida, de nuestras vidas. Por eso toma mi existencia y la de las personas amadas, con todos nuestros quebrantos, con todas nuestras necesidades y que con la ayuda de tu poderoso amor se desarrolle en nosotros la virtud de la alegría. Amén”.

Monday, June 2, 2014



Queridos lectores de nuestro Blog Jesus Te Sana:

Son muchas las peticiones por oracion que nos llegan cada dia, ya sea como comentario en alguno de los post o directamente a nuestro Email.  Cada una de ellas es leida con mucha atencion y es enviada a la congregacion y a cada una de las personas que pertenecen al ministerio para orar por sus necesidades.

Si alguien desea comunicarse con nosotros, con mucho gusto les atenderemos. Envien su correo a nuestra direccion: ministeriojesustesana@outlook.com


Dios les bendiga.

Ministerio Jesus Te Sana.

Mi Hijo Tiene una Enfermedad Terminal

Carta de un desesperado padre de familia que tiene un hijo con enfermedad terminal.

Responde el padre Emmanuel.

Mi nombre es Fernando. Hace aproximadamente año y medio a mi hijo, Sebastián, le diagnosticaron leucemia. Esa noticia destrozó no sólo a mi hijo, que tan sólo tiene 17 años de edad sino a todos los que lo queremos.

Me es muy difícil contar esto, pues todo ha sucedido muy rápido, la impotencia de no poder hacer nada para que mi hijo recupere la salud me hizo sentir completamente devastado. Verá, mi hijo llevaba una vida normal; es rebelde como todos, pero buena persona, cursa el quinto semestre de preparatoria y antes de su enfermedad practicaba por las tardes basquetbol, era un chico muy sano.

En cierto momento comenzó a llegar a la casa muy cansado; mi esposa y yo lo notábamos un poco extraño: ya no tenía el mismo apetito de antes y decía que le dolía mucho el cuerpo. Lo llevamos al médico para que lo revisara y éste le dijo que era una simple fiebre causada por el exceso de estrés. Sin embargo, pasado un tiempo empeoró pues incluso le comenzó a salir sangre por las encías. Asustados por semejante reacción lo llevamos nuevamente al médico quien mandó hacerle varios análisis, hasta que casi después de un mes nos confirmó el resultado: Sebastián tenía una leucemia aguda linfoblástica.

El médico nos dijo que había esperanza si tomaba las quimioterapias, pero que éstas no garantizaban que la condición de Sebastián mejorara o que el cáncer desapareciera. Perplejos por la noticia, mi esposa y yo no nos permitimos caer en llanto, tristeza o desánimo para no contagiarlo a él, a pesar de nuestra desesperación quisimos apoyarlo en lo que fuera necesario.
Al principio él tomó lo mejor que pudo su enfermedad y le echó ganas, pero éstos dos últimos meses han sido los más difíciles y es que uno como padre no puede soportar que su hijo lleve año y medio sufriendo, a veces más por la medicina que por la enfermedad... Padre, no es fácil vivir pensando que tal vez tu hijo se vaya antes que tú, me duele tanto este tema que ni siquiera tengo el valor de hablarlo con mi esposa, pero tengo mucho miedo de que algo pase y puedo ver el miedo de mi esposa en sus ojos.

Hemos asistido a misas de sanación y siempre pedimos y oramos para que Dios nos haga el milagro de darle la salud a nuestro hijo, pero no hay mejora, sé que Dios no cumple antojos... pero cómo me gustaría que me escuchara. Mi esposa y mi hijo comenzaron a perder poco a poco la esperanza, y se pierde más cada vez que tiene que ir a su tratamiento; él ya no quiere hacerlo, nos grita que lo dejemos así y ya, no encuentra ningún sentido en seguir.

Su reflexión es que si Dios quiere que muera ninguna oración, milagro o tratamiento sucederán para impedirlo: “Dios ha querido que esto me suceda, así que no me queda de otra que vivir lo que más pueda”. Cuando nos dijo esto yo me sentí asfixiado, sé que sufre mucho y no puedo soportarlo, quería darle algunas palabras de esperanza, pero no supe qué hacer.

Padre la verdad es que en la familia nos encontramos muy agotados, impotentes y deprimidos. Fui a confesarme con el sacerdote, en la confesión me dijo que Sebastián ya está preparado; me enojé tanto que salí de allí corriendo, estaba con ganas hasta de demandarlo, ¡cómo se atreve a decirme eso! Ahora reconozco que hice mal, pero lo único que deseo es que mi hijo sea feliz y alcance la paz en estos momentos, no sé qué más escribir, padre ¿qué hago?

Muy estimado Fernando:

Mi respuesta es extensiva para su esposa y para Sebastián. Elevo, por primero, una plegaria en mi Celebración Eucarística para que Dios, nuestro Señor, les ayude a encontrar un poco de aliento en las palabras que dirijo a ustedes desde el carisma que Él mismo me ha participado para consolar. De hecho, dice la Palabra de Dios que Él es el único en quien puede nuestra alma hallar reposo.

Hasta el momento de escribir su carta, don Fernando, usted ha reaccionado como puede reaccionar un padre desesperado por encontrar el modo de aliviar o al menos aligerar los terribles dolores de su hijo. ¿Qué no estaría dispuesto a hacer un padre para conseguirlo? “Mi hijita está en las últimas; ven a imponerle las manos para que le salves la vida”, suplica el afligido padre del Evangelio al Señor Jesús (Mc 5, 22).

Elevar una plegaria

 Don Fernando creo que usted ha escrito lo que siente y eso basta por lo pronto, pues usted ha logrado expresar su dolor de padre que compadece, “padece-con” su hijo. A la vez comparte usted no sólo con nosotros sino con todos los lectores. Al conocer su carta varios de ellos se reflejarán o al menos evocarán sus propias experiencias tan parecidas a la suya. Considere esto: unos sufrimos de un modo, otros de otro. Puede haber sufrimientos menores pero también mayores que los nuestros.

Eso no nos consuela mayor cosa pues cada uno lleva sus propios dolores pero quiero decirle que como seres humanos el sufrimiento nos marca a todos, puede variar la reacción pero de hecho todos tenemos sufrimientos y eso nos tiene que hacer comprensivos y solidarios. De hecho les estoy pidiendo a todos los lectores que sean solidarios, que eleven sus plegarias, aunque sencillas, por usted que ahora está siendo probado por el sufrimiento.

Esperanza: Aprender de job y san Pablo

Hay un personaje de la Biblia, Job, que llegó a experimentar el sufrimiento hasta el punto de llegar a maldecir su existencia: “Maldito el día en que vi la luz primera, mal haya la noche testigo de la concepción de un niño” (Job 3, 3-6). Como Job, usted ha expresado su dolor y, por lo que dice, parece que Dios no escuchara, o como dijo Sebastián: “si Dios quiere que muera pues ninguna oración, milagro o tratamiento sucederán para impedirlo; Dios ha querido que esto me suceda, así que no me queda de otra que vivir lo que más pueda”.

Pero ahora los invito a leer Job 38, 4-41 para conocer cómo Dios desafía al adolorido y prácticamente desesperado Job, no para hundirlo sino para ayudarle a reflexionar, a poner en orden sus sentimientos y a sacar fuerzas cuando parece que todo terminó… Esta confrontación es un llamado a reconocer la grandeza y el poder de Dios, grandeza y poder que Él dispone para nuestro bien y Él, en su sabiduría infinita sabe cómo y cuándo actuar.

Dice también san Pablo que “a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan para su bien” (Rm 8, 28). Según nosotros ni el dolor, ni el sufrimiento, ni la muerte son para nuestro bien, pero tenemos que encontrar precisamente cuál es el mensaje que Dios nos da conforme a la vida misma que vamos llevando.

Cuántas personas se han encontrado o rescatado en el dolor y el sufrimiento; y para muchos (particularmente para los cristianos) la muerte misma nos da un mensaje de alivio y de esperanza. Dice la Santa Biblia, dichosos los que mueren en el Señor, ya descansan en sus fatigas y sus obras los acompañan.

Comprender las fases de la enfermedad

Entiendo que a usted se le revuelven sus sentimientos en conflicto. Recuerde, por favor, don Fernando que las enfermedades delicadas pasan, para el enfermo y la familia, por tres estadios: primero la reacción violenta de rechazo y negación; luego sigue una fase de confusión y reflexión y por fin la fase de aceptación. Sólo entonces entendemos el sentido de lo que pasa y descubrimos cómo rescatar valores y enseñanzas de las tragedias que vivimos.

Cuántas personas se han encontrado o rescatado en el dolor y el sufrimiento; y para muchos (particularmente para los cristianos) la muerte misma nos da un mensaje de alivio y de esperanza. Dice la Santa Biblia, dichosos los que mueren en el Señor, ya descansan en sus fatigas y sus obras los acompañan.

Conclusión: Aprender de las situaciones difíciles para aumentar nuestra fe.

Mi invitación es que siga usted atento a sus sentimientos, los de su hijo y los de su esposa y que, por difíciles, absurdos o dolorosos que parezcan los lamentables hechos, terminemos por aceptarlos y aprendamos de ellos para fortalecer nuestra tambaleante fe y, en medio de nuestras lágrimas, pedirle al Señor la fortaleza necesaria para afrontar las pruebas.

Ello no significa que nos pongamos de capa caída sino al contrario trabajar, comer, descansar para poder ayudar adecuadamente al hermano hundido en su lecho. ¿Quién si no nosotros le va a dar ayuda y valor? Si nos ve llorar está bien porque comprenderá que estamos con él, más aún si ha visto que no hemos dejado de hacer lo que hayamos podido para apoyarlo. Dios les dé la fortaleza y su bendición.

Y reitero mi petición a los hermanos lectores que oren por esta familia probada por el dolor físico en el caso de Sebastián, y moral en el caso de la familia. Ustedes, por favor, no desesperen, no se alejen de quien con tanto amor entregó a su propio Hijo al tormento de la cruz para nuestra salud y nuestra paz.

Padre Emmanuel (Paulinos de México)

Consejos Saludables: El azúcar de Coco



El azúcar de coco: Un azúcar de bajo índice glicémico rico en aminoácidos y vitaminas B

Michael Ravensthorpe

El azúcar de coco, también conocido como azúcar de lechaza de coco, es un azúcar derivado de la savia de flores de cocoteros. Se ha usado como un endulzante tradicional desde hace siglos en regiones donde florecen los cocoteros tales como el Sureste asiático. El azúcar de coco está mayormente compuesto de sucrosa que le da su sabor dulce acaramelado. Al contrario que el azúcar refinado blanco, el azúcar de coco se procesa muy poco y se le añaden pocos o ningún producto químico, esto significa que la mayoría de sus minerales se dejan intactos. Por esta razón el azúcar de coco se ha vuelto cada vez más popular en Occidente como sustituto de azúcar blanco y moreno y se vende comúnmente en tiendas de dietética.

Beneficios para la salud