Saturday, December 17, 2016

MEDITACIONES DEL EVANGELIO PARA EL CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO


EXPERIENCIA INTERIOR

El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también «Emmanuel». Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa «Dios con nosotros»? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.

Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos «Dios» no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo si yo no tengo alguna experiencia personal, por pequeña que sea?

De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.

El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera vivo dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nosotros podremos rastrear su presencia en nuestro entorno.

¿Es posible? El secreto consiste sobre todo en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar «acogiendo» la paz, la vida, el amor, el perdón… que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.

Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.

Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo XX, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio conoceremos la alegría de la Navidad.

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 1,18-24


«Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado»



Hoy, la liturgia de la Palabra nos invita a considerar y admirar la figura de san José, un hombre verdaderamente bueno. De María, la Madre de Dios, se ha dicho que era bendita entre todas las mujeres (cf. Lc 1,42). De José se ha escrito que era justo (cf. Mt 1,19).

Todos debemos a Dios Padre Creador nuestra identidad individual como personas hechas a su imagen y semejanza, con libertad real y radical. Y con la respuesta a esta libertad podemos dar gloria a Dios, como se merece o, también, hacer de nosotros algo no grato a los ojos de Dios.

No dudemos de que José, con su trabajo, con su compromiso en su entorno familiar y social se ganó el “Corazón” del Creador, considerándolo como hombre de confianza en la colaboración en la Redención humana por medio de su Hijo hecho hombre como nosotros.

Aprendamos, pues, de san José su fidelidad —probada ya desde el inicio— y su buen cumplimiento durante el resto de su vida, unida —estrechamente— a Jesús y a María.

Lo hacemos patrón e intercesor para todos los padres, biológicos o no, que en este mundo han de ayudar a sus hijos a dar una respuesta semejante a la de él. Lo hacemos patrón de la Iglesia, como entidad ligada, estrechamente, a su Hijo, y continuamos oyendo las palabras de María cuando encuentra al Niño Jesús que se había “perdido” en el Templo: «Tu padre y yo...» (Lc 2,48).

Con María, por tanto, Madre nuestra, encontramos a José como padre. Santa Teresa de Jesús dejó escrito: «Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él (...). No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer».

Especialmente padre para aquellos que hemos oído la llamada del Señor a ocupar, por el ministerio sacerdotal, el lugar que nos cede Jesucristo para sacar adelante su Iglesia. —¡San José glorioso!: protege a nuestras familias, protege a nuestras comunidades; protege a todos aquellos que oyen la llamada a la vocación sacerdotal... y que haya muchos.


+ Rev. D. Pere GRAU i Andreu 
(Les Planes, Barcelona, España)

Monday, October 3, 2016

EL CAMINO HACIA LA SANTIDAD


El camino hacia la santidad


Muchos piensan que la vida cristiana es complicada, que hay que saber muchas cosas, hacer muchas cosas… pero no; la vida cristiana es sencilla; podrá ser difícil, pues implica una lucha constante, pero no complicada. El camino espiritual tiene tres elementos: 1º tener clara la meta, 2º caminar hacia esa meta y 3º comenzar cada día.

La meta hacia la cual nos dirigimos es la transformación en Cristo (cfr. Rm 8,29), la unión con Dios-Trinidad, la santidad. Una meta que nos atrae y orienta nuestros pasos. El caminar hacia la meta puede expresarse de diversas maneras: vivir en atención amorosa a Dios, ser dóciles al Espíritu Santo, amar y actuar como Jesucristo, hacer la voluntad del Padre, creer en el amor de Dios y dejar que Él realice su obra en nosotros, vivir la fidelidad simple de hoy… Todo esto, con María y como ella. Y, por último, “comenzar todos los días, como si fuera el primero”, sin preguntarnos qué tanto avanzamos el día anterior o si nos detuvimos, nos desviamos o retrocedimos. Y si caímos, pues levantarnos, pedir perdón y volver a caminar. Estrenar a diario nuestra vida espiritual; tomar cada día nuestra cruz y reemprender el seguimiento de Jesús y la construcción del Reino.

Hemos de aplicar estos elementos en todos los ámbitos de nuestra vida: en la relación con nosotros mismos, en la relación con los demás (en la casa, la escuela, el trabajo, los amigos, la comunidad cristiana…), en la relación con Dios, en nuestra vida de ciudadanos, en el trabajo, en nuestro apostolado, en el cuidado y cultivo de la creación… Esto vale para la vida cristiana de un niño, un joven, un adulto o un anciano. También se aplica en el proceso espiritual de un laico, una religiosa o un sacerdote.

La Santidad es obra de Jesús pero Él no la impone. Requiere la respuesta libre del hombre: quien ama a Dios desea responderle con todo el corazón, se esfuerza y persevera con la ayuda de la gracia para vencer la tendencia de la carne.
        
Para ser santos

A. Empieza con Jesucristo. Él es quien te puede santificar. Heb 10: 9-10 “He aquí vengo, Dios para hacer tu voluntad”… en esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez y para siempre.  La Biblia nos dice que la santidad es liberación completa del pecado. “La sangre de Jesucristo..., nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7).
Lv 19:2 “Sean santos porque Yo el Señor soy Santo”. En estas palabras podemos entender que para acercarse a Dios se le exige al pueblo santidad, debemos hacer una reflexión de ¿Quién es Dios? No esforzándonos en ser nuestro propio dios sino permitiendo que Dios nos moldee más y más a su imagen día a día, es decir, acercarse a Dios implica que seamos transformados por su presencia al estar delante de Él.

B. Ver siempre a Cristo para seguir la santidad.  Heb 12: 1-2 “Fijemos nuestra mirada en Jesús en quien la fe empieza y termina”. 

C. Habite en Cristo. Tenga  fruto. Jn. 15:4,5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros las ramas. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto. Pero separados de mí, nada podéis hacer”.

La santidad no es la perfección absoluta, que sólo pertenece a Dios; ni es la perfección angelical, ni la perfección adámica, —porque indudablemente Adán tendría un modo de pensar perfecto, tanto como un corazón perfecto, antes que pecara contra Dios— sino que es perfección cristiana: aquella perfección y obediencia del corazón que llega a serle posible a una criatura caída a la cual auxilian el poder supremo y la gracia sin límites.

Es ese estado del corazón y vida que consiste en ser y hacer, todo el tiempo, —y no de vez en cuando y a saltos, sino de manera permanente— exactamente aquello que Dios quiere que seamos y hagamos.

Isaías 35:8 “Y habrá allí calzada y camino el cual será llamado camino de santidad… él mismo estará con ellos”.

Jesús nos dijo que Él es el camino, la verdad y la vida. El camino de la santidad es seguir  las huellas que Jesús nos dio para poder llegar a estar  un día con Él.

* Fuentes: La familia cristiana y Cristiano joven.

Friday, September 30, 2016

Oración de Sanación al Corazón de Jesús por un Enfermo


Dulcísimo Jesús, que dijisteis:

“Yo soy la Resurrección y la Vida”, que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades, curabas las dolencias de cuantos se te acercaban; a Ti acudo para implorar de tu Divino Corazón a favor de los enfermos, suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre, la bienaventurada siempre Virgen María, salud de los enfermos, quieras aliviar y sanar en la presente enfermedad a tu siervo …….. , si es conveniente para su bien espiritual y el de mi alma.

Señor Jesús, que al funcionario real que te decía: “Venid, Señor, antes que mi hijo muera”, le respondisteis: “Vete, tu hijo vive”. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que al ciego de Jericó, que sentado junto al camino te decía en alta voz: “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”, le respondiste: “Recupera tu vista, tu fe te ha salvado”, y al momento vio. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que diciendo: “Quiero, sé limpio”, limpiaste al leproso, que te decía suplicante: “Señor, si quieres puedes limpiarme”. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio, hablando luego con admiración a las turbas el que antes era mudo. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que sanaste al enfermo que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad, junto a la piscina de las ovejas, diciéndole: “Levántate, toma tu camilla y anda” y anduvo.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím, enternecido, dijiste a la madre: “No llores”; y tocando el féretro, añadiste: “Joven, a ti te digo, levántate”; entregándolo luego vivo a su madre. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis: “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”. Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis: “En verdad, en verdad te digo, que todo cuanto pidieras al Padre, en mi Nombre, os lo dará”. Sánalo, Señor.

Omnipotente y sempiterno Dios, eterna salud de los que creen, escúchanos en bien de tus siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia; a fin de que recobrada la salud, te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea.

Thursday, September 29, 2016

ORACIÓN PARA UNA VISITA A JESÚS SACRAMENTADO


Oración para una visita a Jesús Sacramentado


¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.

Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo.

Amén.

VEN, ESPÍRITU CREADOR

VEN, ESPÍRITU CREADOR 



Ven, Espíritu Creador, 
visita las almas de tus fieles 
y llena de la divina gracia los corazones, 
que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador, 
don de Dios Altísimo, 
fuente viva, fuego, caridad 
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; 
Tu, el dedo de la mano de Dios; 
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. 
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones; 
y, con tu perpetuo auxilio, 
fortalece nuestra débil carne. 
Aleja de nosotros al enemigo, 
danos pronto la paz, 
sé Tú mismo nuestro guía, 
y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo. 
Por Ti conozcamos al Padre, 
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos, 
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre, 
y al Hijo que resucitó, 
y al Espíritu Consolador, 
por los siglos infinitos. Amén.

V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.


Oremos.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.Por Jesucristo Nuestro Señor. 
R. Amén.

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO EN IMÁGENES









Sunday, July 24, 2016

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO




 Consagración al Espíritu Santo


Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén

(Rezar un Padrenuestro por las intenciones del Sumo Pontífice)

EL BAMBÚ JAPONES


EL BAMBÚ JAPONÉS


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer?

No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando. Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.


Tuesday, July 5, 2016

Una Sencilla pero Poderosa Oración de Sanación Interior





Derrama tu paz, Señor de mi vida. Dice Isaías en el capítulo 6 que Él es príncipe de paz.

Entrega al Señor tus aflicciones, preocupaciones, tus miedos, angustias, soledades, confusiones, tus amarguras y vacíos… Entrégale al Señor tus complejos, culpabilidades, tus estados de ánimos, traumas, dile: "aquí estoy delante de Ti, con mis problemas, con mis enfermedades, con todas mis situaciones" 

De inmediato, busca un espacio de silencio y comienza a hacer tuyas estas palabras. Con mucha fe, pronuncia cada una de ellas, como si estuvieses mirando el rostro del Señor en estos momentos.

Oración de Sanación

Señor, sé que Tú me amas y me bendices, todos los días te alabo, te bendigo, te doy gracias porque eres grande y maravilloso, bendito seas.

En este momento quiero entregarte, darte, donarte todos mis problemas porque sé que Tú me puedes ayudar, porque sé que Tú me puedes dar la paz que necesito.

Buen Jesús, en los momentos de oscuridad ilumina mi vida, sé el sol que se asoma por mi ventana, permíteme saber hacia dónde caminar.

Te pido, amado mío, que en los momentos de tristeza me des alegría. Me entrego a Ti y te suplico que actúes en mi corazón. Tú sabes que necesito de Ti, de tu protección, de tu fortaleza. Sin Ti no soy capaz de vencer, sin Ti los problemas me vencen pero contigo todo lo puedo. Te digo Señor que Tú eres un Dios bueno, alabado y glorificado seas.

Tú conoces mis debilidades y angustias en este momento, te pido que me llenes de tu bendición. Sé que Tú, en este momento estás pasando por aquí, Tú estás llenando de paz y serenidad a todos los que en este momento rezan esta oración, gloria a tu nombre bendito por siempre.

Ven Señor a tocar mi corazón que te necesita por diferentes situaciones, hoy te necesito más que nunca en mi vida. Ven Señor en mi ayuda, ven en mi auxilio, clamo a Ti, clamo por tu protección, clamo por tu fortaleza, clamo por tu perdón. Entra a mi corazón y renuévame, quita de mí las indecisiones, la tristeza, la melancolía, todo sentimiento de fracaso, de depresión, fobias, miedos, temores… Toma Señor mi dolor, bendito seas Jesús.

Mueve tu mano sanadora en mí, mueve Señor, tu mano poderosa para sentirme fortalecido. Que pueda yo creer en Ti. A pesar de que mi vida sentimental esté pasando por momentos duros, mira la crisis de: (mi matrimonio, mi trabajo, mi hogar, mis familiares) Las cosas no salen como las espero, Señor mío. Confío en Ti, confío en tu amor, sé que sólo Tú me puedes dar lo que nadie me puede dar. Tú eres el amigo que nunca falla. Señor, transfórmame con tu poder y tu misericordia. Bendito seas Jesús, bendito sea tu Santo Nombre.

Hoy, quiero entregarte Señor, todo mi tiempo, mis emociones, mis sentimientos, mis pertenencias, mis bienes materiales, mi vida, mi enfermedad. Te entrego, Señor mío, todo, absolutamente todo lo que tengo y todo lo que soy.

Santo, Santo, Santo eres Señor, Dios del Cielo y de la tierra, digno de adoración. Bendito y alabado seas, Santo eres Tú. Gloria a Ti, Gloria y alabanza por siempre.

Quiero unirme a los coros celestiales, a todos los coros angelicales y glorificarte con todos ellos. Te quiero bendecir por toda la eternidad con mi testimonio de vida. Tuyo soy Señor, tuyo soy. Sé que tu amor se derrama en mi vida en estos momentos y estás tocando lo profundo de mi corazón, sanando toda herida, toda frustración, todo dolor. Vienes a mi vida a darme consuelo y fortalecerme con tu compañía. Ven y quédate Jesús, quédate. Amén. 

-
Padre Pedro José Guerra, S.E. | Publicado originalmente en PildorasdeFe.net

Monday, July 4, 2016

SALVAR EL ALMA


Salvar el alma



Pocos son los que saben que lo único realmente importante en esta vida es salvar la propia alma. Pues efectivamente si perdemos el alma, si nos perdemos para siempre en el abismo infernal, lo habremos perdido todo para siempre. En cambio, si nos salvamos, seremos felices para toda la eternidad.

Por eso tantos santos se retiraron del mundo a hacer penitencia, pues se pusieron a considerar la palabra “eternidad”, y lo que ella significa; y entendieron que según fuera su vida en este mundo, les esperaría una eternidad de dicha sin fin, o de horror sin límites.

Entonces es muy bueno que tengamos presente que lo que realmente importa en este mundo es salvar el alma. Todo lo demás es cosa secundaria, aunque parezcan problemas graves, pues todo quedará de este lado del sepulcro, en cambio nuestra alma es sempiterna y existirá ya para siempre, en uno u otro lugar: Cielo o Infierno.

Si miramos todas las cosas a la luz del más allá, sí que entenderemos mejor las cosas que pasan en este mundo, porque ¿de qué sirve una vida de placer aquí, si luego se pierde el cuerpo y el alma en el Infierno eterno? Y ¿qué terrible puede ser una vida de dolor y sufrimiento en este mundo, si pronto tendrá un final, y luego se volará al Cielo a gozar para siempre de una Felicidad inenarrable?

Las cosas del mundo y de la vida cotidiana, adquieren una nueva dimensión vistas a la luz del más allá, porque esta vida en la tierra es muy fugaz. ¡Qué locura perder la eternidad de dicha, por gozar de un miserable y carnal placer en este mundo!

Estamos a tiempo todavía de dar el valor justo a cada cosa: a nuestra alma, la mayor atención, evitando el pecado y esforzándonos para adelantar en la virtud, lo cual será una buena inversión para el futuro, para cuando nos llegue la muerte y nos presentemos ante Jesucristo Juez en el juicio particular, donde recibiremos nuestra retribución eterna.

¿Qué importa si en este mundo somos unos fracasados, o sufrimos mucho, o vivimos en las desgracias, si después de esta corta vida nos espera la alegría del Cielo? ¿Y de qué sirve que lo pasemos bien en este mundo si luego nos tragará el abismo infernal?

Por ello tenemos que mirar todas las cosas a la luz del más allá, a la luz de la fe, con los ojos de Dios, y entonces tendremos la sabiduría de los santos.


© Sitio Santísima Virgen

EN EL SILENCIO ESCUCHÉ A DIOS

En el silencio escuché a Dios
Todo empezó en el silencio de un oratorio. 



Todo empezó en el silencio de un oratorio.

Aprendí a querer a Jesús desde niño. Estudié en un colegio franciscano. Las dulces monjas nos relataban anécdotas de san Francisco. Y hacían vibrar mi corazón infantil con deseos de santidad.

Frente a mi casa las Siervas de María tenían una capilla. Solía visitarla, por las mañanas antes de ir al colegio. Era la gran ilusión de mi vida. Estar con Jesús.

Al crecer estos sueños de santidad se enfriaron. Me han dicho que cuando te alejas de la luz todo lo que te queda es la oscuridad. Y yo andaba en esa oscuridad, buscando respuestas a mis inquietudes.

Me ocurrió como a san Agustín. Buscaba la verdad cuando la llevaba conmigo.

Una mañana, cansado de buscar me senté en la banca de un parque y le dije:

"Bueno, aquí estoy. Haz de mí lo que quieras. A partir de hoy mi vida es tuya. Ya no quiero más que lo que tú quieras".

Estaba extenuado.

Me sentía como Elías en el Sinaí, cuando cansado le dice a Dios que ya no puede más.

A partir de ese instante sucedieron una cantidad impresionante de hechos. Eran tantos y tan maravillosos que no pude dejar de pensar: "Una vez, es casualidad, dos veces es casualidad, veinte veces seguidas, es Dios".

Y me decidí a escribir sobre mis vivencias con Dios. Contaba con sencillez las experiencias cotidianas de un papá de 4 hijos, casado, expuesto a las vicisitudes del mundo

¿QUÉ QUIERES DE MÍ?

Sabía que Dios buscaba algo de mí, como busca algo de ti.

Había leído la vida de Sor María Romero, una santa que se acercó al Sagrario y le preguntó a Jesús: "´¿Quién soy yo?" y escuchó una voz salida del Sagrario que le respondió: "Tú eres la predilecta de mi Madre y la consentida de mi Padre". Y de ti, quién soy? "¡Mi amada…!"

Se me ocurrió hacer lo mismo. Fui a verlo y le pregunté: "¿Qué quieres de mí?". En medio del silencio escuché una voz interior, dulce, maravillosa, que respondía:

"Escribe. Deben saber que los amo".

Aquella experiencia me dejó marcado, pero al tiempo la olvidé, dejando que otras prioridades movieran mi vida y mis anhelos. Las experiencias con la gracia y la Providencia se multiplicaron. Era como Dios quisiera llamar mi atención. Es un Dios celoso, de nuestro amor.

Ocurrió una tarde que fui a un supermercado a buscar a mi esposa Vida. Me telefoneó que la pasara a recoger. Le había dicho a Dios: "Si quieres que escriba me lo tienes que decir directamente". Vaya que a veces nos comportamos como unos perfectos tontos.

Llegué algo cansado por el trabajo. Me bajé del auto y frente a mí una señora que no conocía me preguntó: "¿Usted es Claudio de Castro?" Sonreí amablemente y añadió: "¿Qué ocurre? ¿Po qué no está escribiendo? Escriba". Aquello me sorprendió. "No puede ser", me decía. Entré al supermercado. Aún me veo caminando por sus pasillos cuando otra señora se me acerca. "¿Usted es el que escribe en Panorama Católico?... ¿Por qué no escribe? Debe escribir". A esta altura mis dudas se habían disipado. Me quedó claro lo que debía hacer. Me acerqué a mi esposa que conversaba con una prima y ésta al verme me dijo: "Tengo algo importante que decirte". "Mensaje recibido", exclamé riendo. "Me vas a decir que escriba". Ella me miró asombrada y preguntó: "¿Cómo lo sabes?" Entonces le conté.

Esa tarde regresé a mi casa y me senté a escribir. Desde entonces no me he detenido.

No pasa un día sin que tenga una experiencia maravillosa con Dios.

Una vez un amigo me preguntó: "´¿Acaso te crees especial?" "Por supuesto", le respondí. "Como tú, soy hijo de Dios, y eso nos hace especiales a todos".

Un amigo dijo estas palabras en un programa de radio: "En mi corazón hay un sello y ese sello dice: Jesús". Me pasó igual. Jesús selló mi alma con su infinito Amor. Encontré un tesoro interminable y ahora no lo cambio por nada.



Para mayor información visite


www.tuslibroscatolicos.com
www.edicionesanab.net

DIEZ SECRETOS DE LA FELICIDAD


10 SECRETOS DE LA FELICIDAD


1.- La Actitud

La Felicidad es una elección que puedo hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Mis pensamientos son los que me hacen sentir feliz o desgraciado, no mis circunstancias. Sé capaz de cambiarte a ti mismo, y el mundo cambiará  contigo.
Recuerda que lo único que puedes controlar en el mundo son tus pensamientos...

2.- El Cuerpo

Mis sentimientos son influenciados por mi postura. Una postura adecuada genera una disposición feliz.
Es importante también que hagas ejercicio, éste nos libera del estrés y genera la secreción de endorfinas, que hacen que nos sintamos bien.  Mira siempre hacia arriba y solo podrás reír, pues no conozco a nadie que haya podido llorar en esa postura.

3.- El Momento

La felicidad no esta en los años, meses, en las semanas, ni siquiera en los días. Solo se la puede encontrar en los momentos. "Hoy es el mañana de ayer"... además la vida siempre tiene derecho a sorprendernos, así que aprende a vivir el presente sin ninguno de los traumas del pasado ni las expectativas del futuro.  Recuerda que la Felicidad no es una meta, sino un trayecto. Disfruta de cada momento como si en él se combinaran tu pasado,
tu presente y tu futuro.

4.- Nuestra Propia Imagen

Debo aprender a amarme a mi mismo como soy.  Creer en ti mismo da resultados.  Cuanto más te conozcas, mayor será tu ventaja con respecto a los demás.
Hammarshold decía: "El camino más difícil es el camino al interior"... pero, al menos una vez en la vida, debemos  recorrerlo.

5.- Las Metas

¿Sabes cuál es la diferencia entre un sueño y una  meta?
Una meta es un sueño con una fecha concreta para convertirse en realidad.  Un sueño es solo un sueño, algo que esta fuera de la realidad... así que atrévete a soñar,
pero atrévete también a lograr que esos sueños se hagan realidad!.   "Apunta hacia la Luna, pues aunque te equivoques, llegarás a las estrellas..."   Y cuando te pongas una meta difícil o creas que tienes un sueño imposible, recuerda que el éxito es solo la recompensa, pues lo que vale es el esfuerzo.

6.- El Humor

La sonrisa es muy importante para mejorar la autoestima. Cuando sonreímos, aunque no sintamos nada, nuestro cerebro lo entiende como una señal que  todo va bien y manda un mensaje al sistema nervioso central para que libere una sustancia llamada  beta-endorfina, que da a la mente una respuesta positiva.   Dicen que una sonrisa cuesta menos que la electricidad, pero que da más luz. Además, con cada sonrisa siembras una esperanza.

7.- El Perdón

Mientras tengas resentimientos y odios, será  imposible ser feliz.   Lo maravilloso del perdón no es que libera al otro de su eventual culpa, sino que te  libera a ti de un sufrimiento.

8.- Dar

Uno de los verdaderos secretos para ser feliz es aprender a dar, sin esperar nada a cambio. Las leyes de la energía te devolverán con creces lo que des.   Si das odio, recibirás odio, pero si das amor, recibirás invariablemente amor.
Solo el que aprende a dar está en camino descubrir la verdadera  felicidad.

9.- Las Relaciones

La sinergia es unir fuerzas y caminar juntos para conseguir cosas.   Siempre que dos o más personas se unen en un espíritu de colaboración y respeto, la sinergia se manifiesta en forma natural. Entiende a las personas que te rodean, quiere a tus amigos como  son,
sin intentar cambiarlos, porque cuando te  sientas mal, el verdadero amigo estará allí para  apoyarte y brindarte todo su amor.   Así que cultiva tus amistades, ellas nos son gratis!. La amistad, al  igual que la mayoría de los sentimientos, debe fluir de manera natural.

10.- La Fe

La fe crea confianza, nos da paz mental y libera al alma de sus dudas, las preocupaciones, la ansiedad y  el miedo.
Pero no te asustes cuando dudes, pues bien  decía Miguel de Unamuno: Fe que no duda es fe muerta".   Dicen que el hombre llega a ser sabio cuando aprende a reír de si
mismo. Ríe, ríe alegremente... y el mundo reirá contigo.

Monday, May 23, 2016

LA PAZ INTERIOR


La paz interior



La paz del corazón es un tesoro tan grande que debes cuidarla y defenderla. La ambición desmedida, por ejemplo, puede entregarte de tal manera a una vida inquieta y agitada que, por lograr objetivos imprudentes, acabas destruido por dentro. Un mensaje de la Reina de la Paz para que aprecies y cultives la paz interior.

“¡Queridos hijos! Hoy los invito de manera especial a orar por la paz. Queridos hijos, sin la paz, ustedes no podrán experimentar la presencia de Jesús en su vida diaria. Por eso, oren al Señor de la Paz para que él los proteja con su manto y para que  los ayude a comprender la grandeza y la importancia de la paz en sus corazones. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante Dios. Oren, porque Satanás quiere destruir mis planes de paz. Reconcíliense unos con otros y, por medio de sus vidas, ayuden a que la paz reine en toda la tierra. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

La paz interior tiene enemigos: son los pensamientos y sentimientos negativos que perturban y agitan el cielo tranquilo de tu corazón. Hombres sabios que sondearon su interior con la luz del Espíritu los han especificado: insatisfacción, ansiedad, irritación, miedo, odio, tristeza, autocompasión, duda, abatimiento, impaciencia… Vigila y no les abras la puerta.


* Enviado por el P. Natalio

ORACIÓN CONTRA LA ANSIEDAD Y EL ESTRES

Oración Para Sanar el Estrés



En los momentos más estresantes de tu jornada ora con devoción:

Buen Dios, me siento agobiado, desesperado, sin fuerzas, siento que ya no puedo, nadie como Tú sabes que me siento muy estresado, siento que la vida es más grande que mis energías para vivirla... he intentado de todo para liberarme del estrés pero no lo consigo, por favor ayúdame.

Jesús, envíame a tu santa Madre para que me cubra con sus amorosos brazos y sentirme aliviado, confortado y apoyado para así lograr vencer el estrés que las circunstancias y yo mismo me he impuesto, necesito descansar bajo su tranquilidad.

Jesús, pídele a san José, tu padre adoptivo, me inspire pensamientos positivos para vencer el miedo que siento, la angustia que me paraliza y las presiones que me aquejan, sé que con su consejo podré ser muy positivo y salir adelante.

Por mi parte te prometo, mi buen Dios, dejar de autocastigarme por no alcanzar mis metas, darme cuenta de que sólo Tú tienes palabras de vida eterna, grabar en mi corazón que tierra y cielo pasarán a reorganizar mi vida sabiendo que lo importante es mi salud y mi bienestar espiritual porque sólo así podré estar bien con los demás y hacer tu voluntad.

Durante algunos momentos medita en el origen de tu estrés y evalúa si vale la pena todo lo que estás haciendo, pídele a Dios fuerzas para cambiar e invoca al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, fuente de consejo y sabiduría ven, abre mi mente para experimentar en mi corazón que con los dones que me has dado y tu auxilio, puedo vivir de forma tranquila, serena y feliz. Espíritu Santo fuente de luz, ilumíname. Espíritu Santo fuente de luz, ilumíname. Espíritu Santo fuente de luz, ilumíname.

Saturday, April 23, 2016

Oración de Perdón: Un Valioso Regalo



Una oración de perdón es algo que todos buscamos en algún punto de nuestra vida. El Perdón es un valioso regalo que no se obtiene ni se da fácilmente. El perdón es esencial para la vida; nos libera de los errores del pasado y nos da esperanza para el futuro. Es para perdonarnos que Jesucristo vino a la tierra a morir por la humanidad.

Oración por Perdón: Hecho posible por Jesucristo

La oración de perdón es una oración que se la hace a Dios. Aunque de manera directa nos herimos unos a otros, todas nuestras transgresiones, en última instancia, hieren a Dios. Probablemente te preguntas cómo es eso posible. ¿Cómo pueden nuestros defectos herir al omnipotente Creador del universo? ¿Acaso le importa? En Génesis 6, podemos encontrar que Dios mismo se lamentaba por todo el mal que los hombres se habían infringido mutuamente. “Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón” (Génesis 6:5-6) 

Sabiéndolo todo, a Dios le duele incluso el más mínimo pensamiento en el mal. Es por ello que el máximo perdón debe provenir de Dios. Sin embargo, debido a su justicia, el perdón no puede darse gratuitamente. Cada equivocación debe ser tomada en cuenta con el fin de que Dios sea un juez justo. Jesucristo murió en la cruz del Calvario en nuestro lugar, para que así nuestros pecados sean perdonados. Su sufrimiento pagó nuestras trasgresiones. “Esta es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados” (Mateo 26:28). 

En su amor, Dios sabía que nuestra conciencia necesitaba ser liberada de la culpa y la condena. Él sabía que el perdón de los pecados era nuestra más grande necesidad. En un acto supremo de amor, Dios no solo sufrió el dolor de nuestros errores, sino que también pagó sus consecuencias, con el fin de que podamos obtener el perdón ofrecido a nosotros, cuando pecamos. Todo lo que tenemos que hacer es aceptar su regalo gratuito de perdón.

Oración de Perdón: Pide Perdón a Dios

Probablemente, tropezaste con esta página web cuando buscabas una oración de perdón para calmar un alma atormentada. O tal vez estás luchando por tratar de perdonar a otro que te hirió profundamente. Para todos aquellos que aceptan a Jesucristo como su Señor y Salvador, el perdón les ha sido dado gratuitamente. Si nosotros reconocemos nuestras equivocaciones y pedimos perdón, Dios nos perdonará, no hará preguntas. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9). 

Si rechazamos a Jesús, en esencia, rechazamos el regalo de Dios de perdón. De hecho, estamos diciendo que no deseamos reconciliarnos con Dios (1 Juan 1:10). Aunque es nuestra decisión libre el no aceptar el perdón de Dios, en última instancia, al final de esta vida, seremos demandados por todos los pecados que hemos cometido. Es el profundo deseo de Dios reconciliarse contigo: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Si tú deseas ser perdonado de verdad, piensa en lo que Jesús dijo y acéptale sinceramente como tu Señor y Salvador. Serás perdonado y Dios comenzará a transformar tu vida.

Oración de Perdón: Recibe una Nueva Vida

La Oración de Perdón nos da una nueva esperanza y un nuevo comienzo. Todos nuestros pecados son borrados por Dios. “Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados” (Hebreos 8:12). 

Si has comprendido que eres un pecador y crees que Jesucristo vino como el único Redentor del pecado, entonces has comprendido cómo ir al cielo. La pregunta es: ¿Estás listo para recibir el regalo de Dios; su hijo Jesucristo? Si es así, cree en Cristo, arrepiéntete de tus pecados y entrega el resto de tu vida a él como tu Señor:

“Padre, sé que he quebrantado tus leyes y que mis pecados me han separado de ti. Estoy sinceramente arrepentido y ahora quiero apartarme de mi pasado pecaminoso y dirigirme hacia ti. 

Por favor, perdóname y ayúdame a no pecar de nuevo. Creo que tu hijo Jesucristo murió por mis pecados, resucitó de la muerte, está vivo y escucha mi oración. 

Invito a Jesús a que se convierta en el Señor de mi vida, a que gobierne y reine en mi corazón de este día en adelante. 

Por favor, envía tu Espíritu Santo para que me ayude a obedecerte y a hacer tu voluntad por el resto de mi vida. En el nombre de Jesús oro, amén.”

Oración Completa de Perdón



Señor Jesús , hoy pido la capacidad de poder perdonar a cualquier persona en mi vida. Sé que me darás fortaleza para ello. Te agradezco que me ames tanto, más de lo que me amo a mí mismo y quieres mi felicidad, más de lo que yo mismo la deseo.

Padre, yo te perdono a ti, por aquellas veces que la muerte ha llegado a mi familia, por los tiempos difíciles, por las dificultades financieras o por aquellas cosas que creí eran castigos enviados por ti. Cuando la gente dice: “ Esta es la voluntad de Dios “, yo me he amargado y me he resentido contra ti. Purifica mi mente y mi corazón hoy.

Señor, yo me perdono A MI MISMO, por mis pecados, faltas y errores; por todo aquello en mi que es malo, o que creo que es malo, me perdono a mi mismo. Por haber inquirido en lo supersticioso, el uso de la tabla ouija, el horóscopo, el ir a invocaciones de muertos, el ir a los que leen la suerte, o el usar cualquier tipo de amuleto. Rechazo toda aquella superstición y opto solamente por ti como mi Señor y Salvador. Lléname con tu Espíritu Santo.

Además, me perdono a mi mismo por haber tomado tu Nombre en vano, empleando drogas, no adorándote mediante la asistencia a la Iglesia, por haber herido a mis padres, por emborracharme, por los pecados y faltas en contra de la pureza, los libros malos, las películas malas, la fornicación, el adulterio, la homosexualidad. También por el aborto, el robo, las mentiras, el fraude, el herir la reputación de otros. Tu me has perdonado. Hoy me perdono a mi mismo.

Verdaderamente perdono a MI MAMA. La perdono por todas las veces que ella me ha herido, me ha vuelto resentido, se ha airado conmigo y por todas las veces que me castigó. La perdono por todas las veces que prefería a mis hermanos y hermanas en vez de mi. La perdono por todas las veces que me decía que era tonto, feo, estúpido, el peor de los hijos, o que yo le costaba a la familia mucho dinero. También por las veces que me dijo que yo era indeseado, un accidente, un error o que no era lo que ella esperaba, yo la perdono.

Perdono a MI PAPA, lo perdono por las veces que no me apoyó, por la carencia de amor, afecto o atención. Le perdono por la falta de tiempo, por no haberme dado su compañía, por su alcoholismo, por discutir y pelear con mi mamá o los otros niños. Por sus castigos severos, por su abandono, por haber estado lejos del hogar, por haberse divorciado de mi mamá, o por haber estado con otras mujeres, yo lo perdono.

Señor, extiendo mi perdón a mis HERMANAS Y A MIS HERMANOS. Perdono a los que me han engañado, me han odiado, me han hecho resentido, han competido por el amor de mis padres, por los que me han hecho daño, quienes físicamente me han herido. Aquellos que han sido demasiado severos conmigo, me han castigado o hecho que mi vida no fuese placentera de ninguna forma, yo les perdono.

Señor, perdono a MI ESPOSO o ESPOSA por la falta de amor, afecto, consideración, apoyo, atención, comunicación; por sus fallas, errores, debilidades y aquellos otros hechos o palabras que me han herido o perturbado.

Jesús, perdono a mis HIJOS, por su falta de respeto, obediencia, amor, atención, apoyo, calor, comprensión; por sus hábitos tan malos, alejándose de la Iglesia y cualquier acción mala que me haya perturbado.

Dios mío, perdono a MIS SUEGROS, a mi SUEGRA, SUEGRO, YERNOs/NUERAs y A OTROS FAMILIARES por parte de mi esposo, que tratan a mi familia con falta de amor. Por todas sus palabras, pensamientos, acciones u omisiones las cuales han ocasionado dolor, yo les perdono.

Por favor ayúdame a perdonar a mis FAMILIARES, a mi ABUELA y a mi ABUELO, también, TIAS, TIOS, PRIMOS, quienes han interferido en nuestra familia, han sido posesivos de mis padres, quienes hayan ocasionado confusión o hayan puesto a uno de mis padres contra el otro.Jesús, ayúdame a perdonar a mis COMPAÑEROS DE TRABAJO, los cuales son conflictivos o hacen que la vida sea miserable para mi. Por aquellos que se la pasan botándome de su trabajo, dañando mi reputación, no cooperando conmigo, procurando quitarme el trabajo, yo les perdono.

Mis VECINOS necesitan ser perdonados, Señor. Por toda la bulla que hacen. Por permitir que su propiedad se deteriore, por no amarrar a sus perros que corren por todo el jardín, por no tirar su basura, por ser prejuiciados y dañar la vecindad, yo les perdono.

Ahora perdono a todos los SACERDOTES, MONJAS, MIEMBROS DE IGLESIAS, PARROQUIAS, MIEMBROS DEL CONSEJO DE LA PARROQUIA, CABEZAS DE LAS ORGANIZACIONES DE LAS PARROQUIAS, mi PASTOR, el OBISPO, el PAPA y a la IGLESIA CATOLICA ROMANA por su falta de apoyo, afirmación, liderazgo, malos sermones, pequeñeces, trivialidades, falta de sociabilidad, el no proveerme a mi, ni a mi familia con la inspiración que necesitamos, por cualquier herida que hayan infiltrado en mi familia-incluso en el pasado distante- hoy los perdono.

Dios, yo perdono a todos aquellos que son de diferentes PERSUASIONES, aquellos de perspectivas políticas opuestas que me han atacado, ridiculizado, me han discriminado, se han burlado, o me han lastimado económicamente.

Perdono a aquellos de diferentes DENOMINACIONES religiosas que han procurado convertirme, acosarme, atacarme, argumentar conmigo, forzar sus perspectivas sobre mi.

Aquellos que me han lastimado ETICAMENTE, me han discriminado, mofado, hecho chistes acerca de mi raza o nacionalidad, herido a mi familia, física, emocional o económicamente, yo les perdono hoy.
Señor, perdono a todas LAS PERSONAS PROFESIONISTAS que me han lastimado en cualquier forma: doctores, enfermeras, abogados, jueces, políticos y empleados públicos.

Perdono a todos los EMPLEADOS PUBLICOS; policías, bomberos, conductores de bus, trabajadores de hospitales y especialmente a aquellos que reparan casas, quienes han tomado ventaja de mi en el trabajo.
Señor, perdono a mi EMPLEADOR por no pagarme un salario suficiente, por no apreciar mi trabajo, por ser poco amable e irracional conmigo, por estar airado o no ser amistoso, por no promoverme y por no afirmarme en mi trabajo.

Señor, perdono a mis MAESTROS DE COLEGIO o ESCUELA e INSTRUCTORES del pasado al igual que a los del presente. Por todos aquellos que me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron injustamente, se burlaron de mi, me llamaron bobo, estúpido, me hicieron quedar después del horario escolar, realmente les perdono hoy.

Señor, perdono a mis AMIGOS quienes me han defraudado, perdido el contacto conmigo, no me han apoyado, no estuvieron disponibles cuando yo necesité su ayuda, pidieron dinero prestado y nunca me lo devolvieron, hablaron chismes de mi.

Señor Jesús, especialmente oro por la gracia de poder perdonar a AQUELLA PERSONA en la vida quien MAS ME HA LASTIMADO. Pido el poder perdonar a cualquiera quien considere mi mayor enemigo, aquel que es el mas difícil para perdonar o aquella persona quien yo dije que nunca perdonaría.

Señor, te ruego perdón por todas estas personas, por las heridas que yo les he infligido a ellos, especialmente a mi mamá y a mi papá, y a mi compañero o cónyuge. En especial, lamento las tres heridas mas grandes que yo les haya ocasionado a cada uno de ellos.
Gracias, Jesús, que estoy siendo liberado del mal de la falta de perdón. Permite que tu Espíritu Santo me llene con luz y permite que cada área oscura en mi mente sea iluminada. Amén.