Sunday, May 31, 2015

Junio: Mes del Sagrado Corazón de Jesús


Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre


Por: Teresa Vallés | Fuente: Catholic.net



Explicación de la fiesta

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida.
Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.

La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.

Esto significa que debemos vivir este mes demostrandole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.
Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.

Debemos vivir recordandolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).
Debemos, por tanto, pensan si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.

Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.

Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella.

Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.
Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.

El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:

Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.

Oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado Corazón de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a su Sagrado Corazón, de la siguiente manera:

Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,
renovamos alegremente la Consagración
de nuestra familia a tu Divino Corazón.

Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.

Bendice a nuestra familia, nuestra casa,
a nuestros vecinos, parientes y amigos.

Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.

Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.

Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.

Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.

Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.
Confianza profunda, ilimitada.

Sugerencias para vivir la fiesta:
Poner una estampa del Sagrado Corazón de Jesús, algún pensamiento y la oración para la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
Hacer una oración en la que todos pidamos por tener un corazón como el de Cristo.
Leer en el Evangelio pasajes en los que se podamos observar la actitud de Jesús como fruto de su Corazón.

DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


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La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene por objeto el Corazón de Jesucristo y el amor inmenso en que se abrasa por nosotros.
Tiene por fin devolverle amor por amor, darle gracias por sus beneficios y reparar los ultrajes que no cesa de recibir.

Esta devoción es la más excelente sea por su objeto material, que es el corazón de carne del Hombre Dios, manantial de la sangre que ha salvado al mundo, sea sobre todo por su objeto espiritual que es el amor de este divino Salvador.

Este divino Corazón ha sido formado para nosotros en el seno de María; ha palpitado, ha orado, se ha conmovido, ha sufrido. El ha dictado las hermosas páginas del Evangelio; es la fuente de los Sacramentos.
 Él es quien, desde el Tabernáculo santo, sostiene, dirige, consuela a las almas; este Corazón es el que inspira todos los sacrificios, el que santifica todos nuestros dolores, el que hace nacer todas nuestras virtudes.

Este Corazón es el que perdona en el santo tribunal de la Penitencia, que se manifiesta a nosotros por sus inspiraciones interiores; es el que nos ha dado por madre a María, y el que, en la Eucaristía, hace sus delicias al habitar entre los hijos de los hombres.

Esta devoción es una de las más completas, porque resume la religión entera, que no es otra cosa sino un comercio de amor entre Dios y el hombre.

Esta devoción es una de las más amables y más consoladoras, puesto que nos muestra todos nuestros padecimientos sufridos por el corazón de nuestro Dios, antes de llegar a nuestros corazones; porque nos da a conocer el Corazón e Jesús, ese Corazón en el cual abundan todas las cualidades que forman los corazones buenos, los corazones nobles, grandes, generosos, heroicos.

El Corazón de Jesús es el corazón del amigo más adicto y más fiel, el corazón del mejor y del más tierno de los padres, el corazón del libertador más desinteresado y magnánimo, el corazón de un Dios que posee todos los atractivos, todas las perfecciones que puedan agradar, conmover y atraer.

NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Sagrado Corazón De JesúsDía 1: DIVINO CORAZÓN DE JESÚS.

"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". Jesús mismo nos da su Corazón. Nos lo ha dado todo. Pero permanezco insensible a sus dones. Me olvido de su amor y busco lo que en el fondo no me llena.

Día 2: DIOS ME AMA.

Jesucristo nos muestra al Padre para que le conozcamos y sepamos que es todo amor. Nuestro Dios es Misericordioso. ¿Cómo correspondo a tanto amor? ¿Amo a Dios con todo el corazón, con todo el ser y entendimiento?
Aunque me olvide de Dios, Él no se olvidará nunca de mi.

Día 3: CONFIANZA EN EL CORAZÓN DE CRISTO.

La fe es la ayuda de nuestra vida. Tan necesaria como el aire y la comida. A veces no la expresamos, nos avergonzamos de ser creyentes, la separamos de nuestra vida y se debilita. Cristo lo arriesgó todo por nosotros ¿Y yo qué estoy dispuesto a ofrecer? Jesús pide tu fe para obrar en ti.

Día 4: LA ORACIÓN.

Los apóstoles pidieron al Señor que les enseñara a rezar. Rezar es mantener fresca la relación con Dios. ¿Cuándo rezo? ¿Cómo es mi comunicación con Él? Apartarse de la oración es apartarse de Dios y escuchar otras voces. Sólo Dios habla desde el corazón al corazón, ahí es donde se hace entender y nos impulsa a actuar desde él.

Día 5: LA VIDA, UN REGALO PARA AMAR.

El Corazón de Jesús nos habla del amor a Dios y a los hermanos. No basta con no odiar, no hacer el mal, no ser egoísta. Cristo nos pide hacer el bien, servir, amar, construir. Mi vida ¿se contenta con no hacer el mal o busca hacer el bien?
El Corazón de Jesús anima, consuela, da esperanza, fortalece, perdona, ofrece,...

Día 6: HUMILDES Y SENCILLOS DE CORAZÓN.

Jesús valoró la humildad y sencillez. Ser y vivir desde la humildad es el fundamento de todas las virtudes. El ejemplo lo tenemos en la Virgen María, Dios se fijó en la humildad de su sierva y ella le dejó actuar. Es entonces cuando Dios hace obras grandes a través nuestro.

Día 7: EL CORAZÓN DE JESÚS EN TU CORAZÓN.

Dios penetra lo más profundo de nuestro ser y nos conoce mejor que nosotros mismos. Ante Él no cabe la mentira o el engaño. Vivir desde la verdad contagia y crea amistad, confianza, seguridad. Vivir la vida con autenticidad construye el Reino del Corazón de Cristo y nos hace portadores de su luz y verdad.

Día 8: POR MARÍA AL CORAZÓN DE JESÚS.

Jesús nos da a su Madre. Por voluntad suya, María se convierte en madre de todos. Sus Gracias nos vienen a través de ella. ¿Cómo amo a la Madre de Jesús? ¿Recurro a ella y le rezo?
Ella es ejemplo de seguimiento al Corazón de Jesús, ejemplo de discípula fiel hasta el final. La llena de Gracia para inundamos de las Gracias de su Hijo.

Día 9: EL SANTÍSIMO SACRAMENTO.

Una dulce palabra sale del sagrario: "Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré". Así habla el Corazón de Dios. Él quiere ser tu fuerza, tu consuelo, tu sentido. Necesitamos alimentamos de Él y beber de la fuente que mana de su Corazón. Desea que vivamos cada día en el Corazón de Jesús. Espera tu respuesta.

ORACIÓN

Corazón de Jesús, llena nuestro mundo de tu amor Tú que, a pesar de las debilidades y egoísmos de los hombres, haces comprender que se ensancha tu Corazón, cuando ves crecer la Civilización del Amor. Haz de nosotros almas generosas que se entreguen por entero a tu proyecto de salvación sobre la humanidad. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío. Amén.

PETICIÓN

Sagrado Corazón de Jesús, tú conoces nuestras necesidades e intenciones. Nos has dicho: "pedid y se os dará", lo hago con fe sincera y te confio esta petición... Todo lo espero de tu infinita bondad si es para tu gloría y para nuestro bien. Amén

LETANÍAS

Corazón de Jesús, bondad y amor infinitos. Ruega por nosotros.
Corazón de Jesús, fortaleza de los que sufren. Corazón de Jesús, consuelo de los afligidos.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza.
Corazón de Jesús, salvación de los que en tí esperan. Corazón de Jesús, paciente y lleno de misericordia.
Corazón de Jesús, fuente de vida.

Saturday, May 30, 2015

HOY SABADO MAYO 30 ROSARIO Y MISA DE SANACION EN VIVO CON EL PADRE GUADALUPE SANTOS



QUERIDOS HERMANOS QUE NOS SIGUEN EN NUESTRAS REDES SOCIALES, ES UN 
PLACER PODER COMPARTIR CON USTEDES LAS GRACIAS Y BENDICIONES DE 
DIOS,  COMO PREPARATIVO A LA MISA DE SANACIÓN  DE HOY SABADO 
 TENEMOS NUESTRO ROSARIO DE SANACIÓN INTERIOR, PUEDES SINTONIZARLO 
EN NUESTRO CANAL DE USTREAM.
ENVÍANOS TUS PETICIONES E INTENCIONES PARA PONERLOS EN MANOS DE 
MARÍA SANTÍSIMA. ORAMOS POR LA PAZ DEL MUNDO, ORAMOS POR TI.


QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS.


PAZ Y BENDICION.


EL ESPIRITU SANTO HA SIDO DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES, PENTECOSTES ES LA RENOVACION DEL DON DEL AMOR A LA COMUNIDAD DE LOS CREYENTES.


DEJEMOS QUE ESTE DON DE CRISTO TRANSFORME A TODA LA IGLESIA Y A LA HUMANIDAD. QUE ESPECIALMENTE LA PAZ SURJA VIGOROSA Y TRANSFORMADORA EN LA REALIDAD MEXICANA TAN HERIDA POR LA VIOLENCIA Y POR LA MUERTE QUE ENGENDRA TANTO DOLOR Y TEMOR EN NUESTRO PUEBLO.


QUE TODOS PASEMOS DE LOS DISCURSOS A LA VIDA, ES TAN FACIL PARA TODOS HABLAR, PERO A LA HORA DE LA VERDAD NO ASUMIMOS LOS CRITERIOS DE CRISTO.

QUE NUESTRA MADRE LA IGLESIA, SEA MADRE PARA TODOS, ESPECIALMENTE PARA LOS PECADORES COMO LO HA DICHO EL SANTO PADRE Y COMO LO HIZO CRISTO.

¡ OREMOS POR LA PAZ!

Thursday, May 21, 2015

¿Qué es Pentecostés?



"Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados. . . " (Jn 20,21)

Pentecostés, cincuenta días después de la fiesta pascual, cincuenta días de espera que se hacía cada vez más intensa a partir, sobre todo, del día de la Ascensión. Ha sido un período de preparación al gran acontecimiento de la venida del Paráclito. El día de Pentecostés, se rememora ese momento en que se inicia la gran singladura de conducir a todos los hombres a la vida eterna, actualizar en cada uno los méritos de la Redención.

En efecto, con su venida, los apóstoles recuperan las fuerzas perdidas, renuevan la ilusión y el entusiasmo, aumentan el valor y el coraje para dar testimonio ante todo el mundo de su fe en Cristo Jesús. 

Hasta ese momento siguen con las puertas atrancadas por miedo a los judíos. Desde que el Espíritu descendió sobre ellos las puertas quedaron abiertas, cayó la mordaza del miedo y del respeto humano. 

Ante toda Jerusalén primero, proclamaron que Jesús había muerto por la salvación de todos, y también que había resucitado y había sido glorificado, que sólo en Él estaba la redención del mundo entero. 

Fue el primer atrevimiento que pronto suscitaría una persecución que hoy, después de veinte siglos, todavía sigue en pie de guerra. Porque hemos de reconocer que las insidias de los enemigos de Cristo y de su Iglesia no han cesado. Unas veces de forma abierta y frontal, imponiendo el silencio con la violencia. Otras veces el ataque es tangencial, solapado y ladino. La sonrisa maliciosa, la adulación infame, la indiferencia que corroe, la corrupción de la familia, la degradación del sexo, la orquestación a escala internacional de campañas contra el Papa.

Las fuerzas del mal no descansan, los hijos de las tinieblas continúan con denuedo su afán demoledor de cuanto anunció Jesucristo. Lo peor es que hay muchos ingenuos que no lo quieren ver, que no saben descubrir detrás de lo que parece inofensivo, los signos de los tiempos dicen a veces, la ofensiva feroz del que como león rugiente merodea a la busca de quien devorar.

Pero Dios puede más. El Espíritu no deja de latir sobre las aguas del mundo. La fuerza de su viento sigue empujando la barca de Pedro, las velas multicolores de todos los creyentes. De una parte, por la efusión y la potencia del Espíritu Santo, los pecados nos son perdonados en el bautismo y en la penitencia. Por otra parte, el Paráclito nos ilumina, nos consuela, nos transforma, nos lanza como brasas encendidas en el mundo apagado y frío. Por eso, a pesar de todo, la aventura de amar y redimir, como lo hizo Cristo, sigue siendo una realidad palpitante y gozosa, una llamada urgente a todos los hombres, para que prendan el fuego de Dios en el universo entero.

El Espíritu Santo, que Dios había prometido a los profetas para cambiar el corazón de los hombres, ha llegado. Ahora conocemos a fondo a Jesús y nuestra conducta cambia. Ahora no sólo hablamos de Jesús sino que obramos como Jesús. Hemos sido transfiormados, conocemos la voluntad de Dios y poseemos la fuerza para dar testimonio del Evangelio. 

Tenemos una misión que cumplir en el mundo y contamos con la fuerza suficiente para llevarla a cabo. El Espíritu Santo es el amor que nos estrecha con el Padre, con Jesucristo y entre nosotros. Ya no caben aislamientos, segregaciones, sino comunión en el amor. No divisiones,sino unidad. San Agustín nos recuerda que «cada uno de nosotros puede saber cuánto posee del Espíritu de Dios, según el amor que siente por la Iglesia». Aún con lodo, nuestro poseer el Espíritu Santo no es tanto una realidad acabada, cuanto una semilla en evolución que alcanzará su plena madurez cuando seamos definitivamente transformados en Cristo.

El Señor dijo a los discípulos: Id y y sed los maestros de todas las naciones; bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Con este mandato les daba el poder de regenerar a los hombres en Dios.

Dios había prometido por boca de sus profetas que en los últimos días derramaría su Espíritu sobre sus siervos y siervas, y que éstos profetizarían; por esto descendió el Espíritu Santo sobre el Hijo de Dios, que se había hecho Hijo del hombre, para así, permaneciendo en él, habitar en el género humano, reposar sobre los hombres y residir en la obra plasmada por las manos de Dios, realizando así en el hombre la voluntad del Padre y renovándolo de la antigua condición a la nueva, creada en Cristo.

Y Lucas nos narra cómo este Espíritu, después de la ascensión del Señor, descendió sobre los discípulos el día de Pentecostés, con el poder de dar a todos los hombres entrada en la vida y para dar su plenitud a la nueva alianza; por esto, todos a una, los discípulos alababan a Dios en todas las lenguas al reducir el Espíritu a la unidad los pueblos distantes y ofrecer al Padre las primicias de todas las naciones.

Por esto el Señor prometió que nos enviaría aquel Abogado que nos haría capaces de Dios.Pues, del mismo modo que el trigo seco no puede convertirse en una masa compacta y en un solo pan, si antes no es humedecido, así también nosotros, que somos muchos, no podíamos convertirnos en una sola cosa en Cristo Jesús, sin esta agua que baja del cielo. Y, así como la tierra árida no da fruto, si no recibe el agua, así también nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de vida, sin esta gratuita lluvia de la alto.

Nuestros cuerpos, en efecto, recibieron por el baño bautismal la unidad destinada a la incorrupción, pero nuestras almas la recibieron por el Espíritu.

El Espíritu de Dios descendió sobre el Señor, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de fortaleza, Espíritu de ciencia y de temor del Señor, y el Señor, a su vez, lo dio a la Iglesia, enviando al Abogado sobre toda la tierra desde el cielo, que fue de donde dijo el Señor que había sido arrojado Satanás como un rayo; por esto necesitamos de este rocío divino, para que demos fruto y no seamos lanzados al fuego; y, ya que tenemos quién nos acusa, tengamos también un Abogado, pues que el Señor encomienda al Espíritu Santo el cuidado del hombre, posesión suya, que había caído en manos de ladrones, del cual se compadeció y vendó sus heridas, entregando después los dos denarios regios para que nosotros, recibiendo por el Espíritu la imagen y la inscripción del Padre y del Hijo, hagamos fructificar el denario que se nos ha confiado, retornándolo al Señor con intereses.

Pentecostés, Principio de la Iglesia en la Misión del Espíritu Santo




En los Hechos de los Apóstoles se encuentra un primer esbozo de una eclesiología católica; así lo admiten en la actualidad incluso los exegetas protestantes, que llaman a San Lucas frdhkatholisch (católico primitivo) y lo critican por esta razón. San Lucas desarrolla su programa eclesiológico en los dos primeros capítulos de los Hechos, especialmente en el relato del día de Pentecostés. Quisiera, pues, presentar en esta conferencia una breve visión general de los elementos principales de la eclesiología, partiendo del relato de Pentecostés tal como se nos transmite en los Hechos.

Pentecostés representa para San Lucas el nacimiento de la Iglesia por obra del Espíritu Santo. El Espíritu desciende sobre la comunidad de los discípulos -"asiduos y unánimes en la oración"-, reunida «con María, la madre de Jesús» y con los once apóstoles. Podemos decir, por tanto, que la Iglesia comienza con la bajada del Espíritu Santo y que el Espíritu Santo «entra» en una comunidad que ora, que se mantiene unida y cuyo centro son María y los apóstoles.

Cuando meditamos sobre esta sencilla realidad que nos describen los Hechos de los Apóstoles, vamos descubriendo las notas de la Iglesia.

1. La Iglesia es apostólica, «edificada sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas» (/Ef/02/20). La Iglesia no puede vivir sin este vínculo que la une, de una manera viva y concreta, a la corriente ininterrumpida de la sucesión apostólica, firme garante de la fidelidad a la fe de los apóstoles. En este mismo capítulo, en la descripción que nos ofrece de la Iglesia primitiva, San Lucas subraya una vez más esta nota de la Iglesia: «Todos perseveraban en la doctrina de los apóstoles» (2,42). El valor de la perseverancia, del estarse y vivir firmemente anclados en la doctrina de los apóstoles, es también, en la intención del evangelista, una advertencia para la Iglesia de su tiempo -y de todos los tiempos-. Me parece que la traducción oficial de la Conferencia Episcopal Italiana no es suficientemente precisa en este punto: «Eran asiduos en escuchar la enseñanza de los apóstoles». No se trata sólo de un escuchar; se trata del ser mismo de aquella perseverancia profunda y vital con la que la Iglesia se halla insertada, arraigada en la doctrina de los apóstoles; bajo esta luz, la advertencia de Lucas se hace también radical exigencia para la vida personal de los creyentes. ¿Se halla mi vida verdaderamente fundada sobre esta doctrina? ¿Confluyen hacia este centro las corrientes de mi existencia? El impresionante discurso de San Pablo a los presbíteros de Efeso (c.20) ahonda todavía más en este elemento de la «perseverancia en la doctrina de los apóstoles». Los presbíteros son los responsables de esta perseverancia; ellos son el quicio de la «perseverancia en la doctrina de los apóstoles», y «perseverar» implica, en este sentido, vincularse a este quicio, obedecer a los presbíteros: «Mirad por vosotros y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos para apacentar la Iglesia de Dios, que El ha adquirido con su sangre» (20,29). ¿Velamos suficientemente sobre nosotros mismos? ¿Miramos por el rebaño? ¿Pensamos en qué significa realmente que Jesús haya adquirido este rebaño con su sangre? ¿Sabemos valorar el precio que ha pagado Jesús -su propia sangre- para adquirir este rebaño?

Para Motivar la Fiesta de Pentecostés



1.- Jesús, antes de padecer y resucitar, les hizo una hermosa promesa a sus discípulos-amigos. Que Él y su Padre les enviarían su Espíritu para que jamás sintieran que estaban abandonados o solos sobre la Tierra.

2.- También les pidió que se quedaran en Jerusalén todos reunidos hasta que se cumpliera su promesa.

3.- 10 días estuvieron junto a la Virgen Madre, encerrados en una casa, rezando y conversando de Jesús. Eran hombres cobardes, con miedo, que no se atrevían a hablarle a la gente de su maestro. Todavía sentían que les podía pasar lo mismo que a Jesús: que los mataran por ser amigos del Crucificado.

4.- Jesús cumplió su promesa, siempre las cumple. Cuando recibieron el Espíritu Santo estos hombres se transformaron: se llenaron de coraje, sabiduría, se les aclararon todas las cosas que no habían entendido mientras habían estado con Jesús. Salieron a las calles y a toda voz empezaron a hablar de Jesús y a explicar su mensaje.

5.- ¿Cómo explicar quién es el Espíritu Santo? Es alguien que no podemos ver, pero que existe. Es como el amor; más bien es el Amor que no vemos, pero sentimos.

6.- Cuando amamos a alguien estamos alegres, andamos con deseos de ayudar, de cantar, de hacer cosas buenas. A la persona que queremos, (mamá, papá, amigo, compañero) la tenemos siempre cerca aunque no esté con nosotros y no se nos ocurre hacerle daño, ni decirle pesadeces.

7.- El Espíritu Santo que recibimos el día en que nos bautizaron nos hace personas buenas, generosas, solidarias, alegres, cariñosas y valientes. Cuando actuamos con amor, valentía, generosidad y alegría es seguro que el Espíritu Santo está en nuestros corazones. También Dios nos manda el Espíritu Santo en la Eucaristía, en la confirmación, y en otras ocasiones especiales. Cuando seamos más grandes lo vamos a entender.


8.- Imaginarse que nuestro corazón es como un nido. Al Espíritu Santo le gusta que le ofrezcamos un lugar en nuestro corazón para vivir en él.

Eliana Araneda de Palet

Como un Nuevo Pentecostés






¿Qué es la Renovación en el Espíritu Santo?

El día de Pentecostés, se cumplió la promesa de Jesús; fue derramado el Espíritu Santo sobre los discípulos que en compañía de María, la madre de Jesús estaban reunidos en oración.

Desde el comienzo de la Iglesia, es el Espíritu la fuerza que la mueve y que le da poder de hacer las cosas que Jesús hizo en su Nombre y es quien la capacita para realizar su misión.

A lo largo de toda la historia de la Iglesia el Espíritu Santo ha dirigido su desarrollo y su caminar, renovándola y reavivando en distintos momentos el espíritu de aquella primera Iglesia nacida el día de Pentecostés.

En este momento de la historia, Dios está derramando el Espíritu Santo de una manera nueva. Estamos experimentando una actualización del fuego de Pentecostés.

"Para un mundo así, cada vez más secularizado, no hay nada más necesario que el testimonio de esta renovación espiritual que el Espíritu suscita hoy visiblemente en las regiones y ambientes más diversos". (Pablo VI, 19 de mayo de 1975).

"El vigor y la fecundidad de la Renovación atestiguan ciertamente la poderosa presencia del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia… la Renovación Carismática es una elocuente manifestación de esta vitalidad hoy". (Juan Pablo II, mayo de 1987).

La Renovación en el Espíritu Santo -podemos afirmar- es una acción del Espíritu Santo hoy renovando a toda la Iglesia.


¿QUÉ ESTÁ HACIENDO HOY EL ESPÍRITU SANTO?

Está llevando a las personas a un encuentro y a una relación personal profunda con Cristo Vivo Señor y Salvador.

Jesús sigue enriqueciendo a su Iglesia con sus dones y carismas. El primero y mayor de todos los dones es el mismo Espíritu Santo. La Iglesia es enriquecida con estos dones y carismas para transformar la faz de la tierra.

NACIMIENTO Y EXPANSIÓN DE LA RENOVACIÓN


El 29 de enero de 1959 el Papa Juan XXIII hacía una declaración sorprendente. El Espíritu Santo le había inspirado convocar un concilio, el Segundo Concilio Vaticano. En Pentecostés de ese mismo año terminaba su alocución con esta oración:

"Oh Espíritu Santo! tu presencia conduce infaliblemente a la Iglesia. Derrama, te lo pedimos, la plenitud de tus dones sobre este Concilio Ecuménico. Renueva tus maravillas en nuestros días como en un nuevo Pentecostés".

El 8 de diciembre de 1965 terminó el Concilio. Los acontecimientos que sobrevinieron después se han valorado diversamente. El programa de renovación propuesto por el Concilio comenzó a ponerse en práctica no sin serias dificultades que llevaron la duda y la angustia a muchos.

En 1966, varios hombres católicos de la Universidad de Duquesne del Espíritu Santo, en Pittsburgh, se reunían frecuentemente para conversar acerca de la vitalidad de su vida de fe y para orar en común.

Aquellos profesores se habían dedicado durante muchos años al servicio de Cristo, entregándose a varias actividades apostólicas… A pesar de todo eso, iban sintiendo que algo faltaba en su vida cristiana personal.

Aunque no podían especificar el porqué, cada uno reconocía que había un cierto vacío, una falta de dinamismo, una debilidad espiritual en sus oraciones y actividades. Era como si su vida cristiana dependiera demasiado de sus propios esfuerzos, como si avanzaran bajo su propio poder y motivados por su propia voluntad… Decidieron hacer un compromiso: cada día orarían unos por otros con la Secuencia de la Misa dePentecostés:"Ven Espíritu Divino…"

Corría el mes de febrero de 1967 cuando vieron sus deseos realizados al recibir una nueva efusión del Espíritu Santo.

La Renovación Carismática o Renovación en el Espíritu Santo había nacido. Todo comenzó con una chispa en Pittsburgh, a partir de agosto de 1966. Gracias a la fuerza incontenible del Espíritu, esa chispa se ha propagado como incendio sobre paja y ha invadido los cinco continentes. En 1992, Veinticinco años después, se calcula que más de 10 millones de católicos se reúnen semanalmente en grupos de oración alrededor de todo el mundo. De oriente a occidente y de norte a sur se proclama con el poder del Espíritu, que Jesús está vivo, que es el Señor, que está en medio de nosotros, que nos derrama su Espíritu Santo y que con Él glorificamos al Padre de los cielos.

La Renovación en el Espíritu Santo, como corriente de gracias, suscitada por el Espíritu Santo en la Iglesia de nuestros días, existe y vive para la Iglesia y en la Iglesia, de ahí la comunión estrecha con sus legítimos Pastores y el deseo de servir unidos a ellos para la renovación de las Comunidades Católicas. La Renovación pues, se sitúa en la Iglesia; en el mismo corazón de la Iglesia.

FINALIDAD DE LA RENOVACIÓN

El Espíritu ha suscitado esta renova-ción para fortalecer y servir a la misión de la misma Iglesia: "evangelizar con el poder del Espíritu Santo", equipándola con los carismas que le son necesarios.

La Renovación dejará de ser cuando toda la Iglesia haya sido renovada y viva plenamente la nueva vida que Cristo ofrece.

¿QUÉ ES LA EFUSIÓN DEL ESPÍRITU SANTO?

La Efusión del Espíritu Santo NO es un Sacramento. Es sencillamente la actualización de los Sacramentos de la iniciación cristiana. Es una gracia para "liberar" en nosotros -en oración- al Espíritu Santo que desde nuestro bautismo hemos recibido, de modo que tome la dirección de nuestra vida, transformándonos desde lo profundo. Es en otras palabras una experiencia de Pentecostés a nivel personal, donde se da el encuentro con Jesús vivo, recibiendo comúnmente la capacidad del uso de los carismas. Es decir, dones gratuitamente dados por el Espíritu Santo a los creyentes, para la edificación de la Comunidad Cristiana, para el bien de los demás y para potenciar la evangelización.


¿COMO TENER LA EXPERIENCIA DE LA EFUSIÓN DEL ESPÍRITU SANTO?

No se necesita nada especial, ni ningún lugar particular para la efusión del Espíritu Santo, pero una manera eficaz de prepararse para ello es participar en un Retiro de Renovación Espiritual o en los Seminarios de Vida en el Espíritu Santo. Estos son instrumentos a través de los cuales el Señor va realizando su plan de salvación en muchas personas en la Renovación Carismática.

Esta experiencia está al alcance de toda persona que sinceramente lo desee y tenga la conciencia de que necesita ser renovada por el poder del Espíritu Santo.

"…dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad" (Hch.2,17).

¿QUÉ ES UN GRUPO DE ORACIÓN?

Es una reunión de creyentes que se reúnen con regularidad para alabar, dar gracias, gloria y honor a Cristo Jesús como Señor y Salvador. Jesús mismo es el centro de estas reuniones de oración, donde al impulso del Espíritu se alaba a Dios, se acoge la Palabra de Dios, se canta al Señor, y experimentamos el amor de Dios actuando en medio del grupo a través de los carismas. Testimonios, compartir de hermanos, docilidad al Espíritu, apertura y entrega al Señor son elementos normales de estas reuniones de oración.

María Dentro de la Iglesia de Jerusalén en los Días de Pentecostés





En Hechos 1.14 Lucas es puntual en decirnos que después de la ascensión de Jesús "todos ellos [o sea, los once apóstoles] perseveraban unánimes en la oración con las mujeres y con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos". Es muy significativo que, además de los apóstoles (v. 13), se recuerde solamente a la Virgen con su nombre propio (María), acompañado de su máximo titulo funcional (la madre de Jesús). Pero ella no está separada del resto de la iglesia. Aunque tuvo una misión excepcional y única, María está en la iglesia y con la iglesia apostólica de Jerusalén, madre de todas las iglesias cristianas. Poco después, Pedro recordará que Judas "guió a los que prendieron a Jesús" (v. 16). El recuerdo de esa defección, a la que siguió luego la del mismo Pedro (Lc 22,34.54-62), hace también de la comunidad de Jerusalén un cenáculo de misericordia, de perdón: María está rodeada de los que abandonaron al Maestro en la hora de las tinieblas (cf Lc 22,53). Esta reflexión no constituye el punto focal de la narración de Lucas. Pero tampoco podría decirse totalmente extraña a ella. Una tenue sugerencia en su favor puede verse en el discurso de Pedro para la sustitución de Judas (He 1,15-22) y en la negación del mismo apóstol, tal como nos lo narra también el tercer evangelio (Lc 22,34.54-62).

Realmente Lucas, desde el primer capítulo de los Hechos, polariza la atención en el tema del testimonio que hay que rendir del Señor Jesús. En este horizonte también la presencia de María tiene una finalidad perfectamente comprensible. Lo señalaremos articulando nuestra exposición en tres cuestiones relativas a su persona en He 1,14.

a) Los destinatarios del don del Espíritu en pentecostés. Empecemos por preguntarnos: ¿quienes son esos todos reunidos juntos el día de pentecostés (He 2,1), investidos del soplo del Espíritu que los capacitó para promulgar en otras lenguas las grandes obras de Dios (He 2,4.11)? Este interrogante afecta también a la figura de María: ¿hemos de contarla o no entre aquellos todos?

Los componentes de la comunidad jerosolimitana, aquella mañana de pentecostés, podrían ser: el colegio apostólico, mencionado inmediatamente antes para la elección de Matías en lugar de Judas (He 1,1526); o los 120 hermanos que se recuerdan en He 1,15 70, o bien los tres grupos especificados en los vv. 13-14: los apóstoles (aún en número de once), las mujeres (probablemente las señaladas por Lc 8,2-3 23,55-56 24,1-11), María madre de Jesús y sus hermanos.

NU/120-HERMANOS: La mayor parte de los autores está por los 120 hermanos que representan a todos los miembros de la iglesia de Jerusalén, reunida en torno a los doce. El mismo Lucas ofrece indicios válidos para esta opción. En efecto: 1) según Lc 24, Jesús resucitado promete la efusión del Espíritu (v. 49) a los once y a cuantos estaban con ellos (v. 33); 2) la profecía de Joel, invocada por Pedro para hacer la exégesis del acontecimiento, anunciaba una efusión del Espíritu sobre toda carne (persona): hijos e hijas, jóvenes y ancianos, siervos y siervas (He 2,17-18); 3) en su discurso Pedro explica también que el don del Espíritu sería recibido por todos los que se arrepintiesen y pidieran el bautismo en el nombre de Jesucristo (He 2,38). Y las personas que acogieron la palabra de Pedro fueron "unos tres mil" (v. 41).

Así pues, si el Espíritu se concedió a todos los recién convertidos en tan gran número, sería poco congruente pensar que ese mismo don no bajase sobre todos los 120 que creían ya en Jesús.

b) Pentecostés y testimonio. En el cuadro de la doctrina lucana, el Espíritu prometido por Jesús resucitado iba ordenado a una finalidad muy concreta, es decir, al testimonio. En efecto, decía Jesús: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en SaMaría y hasta los confines de la tierra" (He 1,8).

Revestidos de la fuerza del Espíritu Santo (I c 24,49), los once y los que había con ellos (Lc 24,33.36) estarán en disposición de dar testimonio (Lc 24,48) de los acontecimientos de la historia de la salvación, que culminan en Jesús. En concreto: que el Cristo tenía que padecer y resucitar el tercer día (v. 46b); que en su nombre se predicaría a todos los pueblos la conversión y el perdón de los pecados, empezando por Jerusalén (v. 47); que todas esas cosas estaban anunciadas de antemano sobre él en las Escrituras (vv. 45.46a) y que, por tanto, todo aquello tenía que cumplirse (vv. 44b.46b).

El Espíritu Santo, decían los oráculos de los profetas, habría hecho de Israel un pueblo de testigos (Is 43,10.12.21;44,3.8;Jl 3,1-2). Con la efusión pentecostal del Espíritu, enviado por Jesús resucitado (He 2,32-33), esa efusión se convirtió en herencia de "toda la casa de Israel" (cf He 2,36), que es ahora la iglesia de Cristo (cf He 20,28).

Por ello los que formaban parte de la iglesia de Jerusalén (los apóstoles, las mujeres, María y los hermanos de Jesús), después de que todos se llenaron del Espíritu (He 2,14a), se hicieron idóneos para dar testimonio del Señor Jesús, cada uno según su disposición. Desde aquel día también María se vio plenamente iluminada por el Espíritu sobre todo lo que había hecho y dicho Jesús. Desde entonces es razonable pensar que ella comenzó a derramar sobre la iglesia los tesoros que hasta entonces había tenido encerrados en el archivo de sus meditaciones sapienciales. Así también la Virgen se convirtió en testigo de las cosas vistas y oídas (cf Lc 1,2).

Comenta X. Pikaza: "Ella dio testimonio del nacimiento de Jesús, del camino de su infancia; Jesús no habría sido acogido por la iglesia en la integridad de su ser hombre si le hubiera faltado el testimonio vivo de una madre que lo había engendrado y criado. Dentro de la iglesia, María es una parte de Jesús… Hay algo que ni los apóstoles ni las mujeres ni los hermanos habrían podido atestiguar. Le corresponde a María consignar esa palabra única e insustituible al misterio de la iglesia. Por eso aparece ella en He I,14" (María y el Espíritu Santo… ).

El tiempo de la Iglesia: Pentecostés





Hablar de Pentecostés y del Espíritu Santo es hablar de la Iglesia, pues los Apóstoles comenzaron a cumplir la misión que Cristo les confió el mismo día de Pentecosté

Pentecostés constituye la fase de manifestación y promulgación de la Iglesia.

Los Apóstoles comenzaron a cumplir la misión que Cristo les confió el mismo día de Pentecostés, con éxito tan admirable que San Pedro convierte ese día a 3,000 personas con su primera predicación (cfr. Act, 2, 41), y más adelante a 5,000 con la segunda (cfr. Act. 4, 4).

Luego los Apóstoles se esparcieron por todo el mundo, e iban fundando comunidades cristianas donde predicaban. Estas comunidades eran regidas por Obispos consagrados por ellos, y estaban unidas entre sí por una misma fe, unos mismos sacramentos y un mismo jefe común: San Pedro y sus sucesores.

Pentecostés constituye la fase de manifestación y promulgación de la Iglesia.

"La Iglesia que Cristo ha fundado en si mismo por su pasión sufrida por nosotros, la funda ahora en nosotros y en el mundo mediante el envío de su Espíritu" (Yves Congar, Esquisses du inystere de l"Eglise, p. 24).

Es esencialmente, un misterio de culminación (cfr. Act. 2, 32-33): consumado definitivamente el Sacrificio de Cristo y conseguida la salvación, se completa ahora el misterio con su universalización y su comunicación a los hombres.

"¿Dónde comenzó la Iglesia de Cristo? Allí donde el Espíritu Santo bajó del cielo y llenó a 120 residentes un solo lugar" (San Agustín, In Ep. Ioa. ad Parthos)

Monday, May 11, 2015

SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES (oración a la Virgen del Carmen)



Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.

Amén.

NOVENA BREVE A SAN BENITO PARA PEDIR UNA GRACIA



Rezar durante nueve días consecutivos la siguiente oración:

Oh San Benito, mi protector bondadoso y de cuantos van a ti en sus apuros, intercede por mí a Dios para que alivie mis sufrimientos y dificultades que ahora me agobian.

(pídase aquí la gracia que se desea obtener)

Te lo pido con toda confianza.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

SAN BENITO ABAD. ORACIÓN PARA PEDIR SU PROTECCIÓN



Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.

Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.

Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén.

Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.